CENTRO DE CREACIÓN CONTEMPORÁNEA

Del 15 de octubre 2017 al 15 de octubre 2018

Amador Fernández-Savater

Un proyecto para pensar e investigar sobre el hacer más-siempre-más. Sobre el malestar y el agotamiento. Sobre el principio de productividad total, 24/7.

“No tengo tiempo”, “estoy muy liado”, “a mil cosas”, “estoy desbordado, saturado”, “no sé en qué ando, en todo y en nada”, “todo me cuesta mucho, pero nada prende ni sedimenta”, etc. Son algunas frases coloquiales que hablan del malestar contemporáneo. Ni siquiera sabemos bien cómo nombrar ese malestar, ¿Es estrés? ¿En ansiedad? Le decimos simplemente agobio.   Proliferan, como si se tratase de una epidemia, los ataques de pánico y ansiedad, las enfermedades del vacío. Los médicos las llaman “código Z”, son distintas a las viejas enfermedades mentales “pesadas”, pero no saben cómo clasificarlas. Los ansiolíticos son ya el medicamento más vendido en el mercado.   ¿Qué es este malestar? ¿De dónde viene? ¿Cómo sanarlo? ¿Puede ser una energía? ¿Una energía política, de transformación social? ¿Podemos empuñar el malestar como si fuera un arma?   Pero cómo. Porque duele. Sólo pienso en quitármelo de encima. Con pastillas o terapia, con vacaciones en Indonesia o aún más lejos. Desconectar, relajar, esa es nuestra utopía. Pero el malestar siempre vuelve. ¿Podemos interrogarlo en lugar de tratar de anularlo o desplazarlo? ¿Escuchar lo que tiene que decirnos sobre nosotros mismos?   Dice el filósofo francés Michel Foucault que en el neoliberalismo el principio de productividad ya no está fuera, sino en el interior de nosotros mismos. Es un poder voluntario. Nadie nos pone día tras día una pistola en la espalda para competir con los demás, por recursos, visibilidad y contactos. Cada cual activa la competición social voluntariamente, al encender Facebook, al entrar en la guerra de seducción de los cuerpos y las imágenes, al decidir sacar a los hijos de un colegio donde ya hay “demasiados inmigrantes”. Que el principio de productividad es interno significa que somos “empresarios de nosotros mismos”: nombres-marca que compiten en el trabajo y fuera de él.   Somos el hamster que acelera la rueda que nos agota.   Esta estancia en el Centro de residencias artísticas de Matadero es como un tiempo detenido, un tiempo de detención. Un tiempo para pensar e investigar sobre el hacer más-siempre-más. Sobre el malestar y el agotamiento. Sobre el principio de productividad total, 24/7.   Y también sobre el no-hacer y el no-actuar, el hacer sin ansiedad. Un hacer que encuentra en sí mismo la recompensa. Que asume la posibilidad de no lograr, fracasar, naufragar. Que fluye orgánicamente con los problemas de la vida. Que no hace nada, pero que no deja nada sin hacerse.     Talleres del no-hacer (1): François Jullien y la vía china del wu wei Coordinado por Amador Fernández-Savater   Tener un proyecto, llevar a cabo un proyecto, buscar financiación para un proyecto... La actividad hoy en día -en el ámbito cultural, artístico, económico, social, político- parece codificarse bajo la forma del “proyecto”. Pero, ¿cuál es su lógica? ¿Cómo organiza ese formato la actividad? ¿Qué implica esto?   En su Tratado sobre la eficacia, el sinólogo François Jullien analiza esta manerade concebir la acción y la eficacia, rastreando sus raíces hasta el mundo griego. En la guerra, en los negocios, en la política, incluso en las relaciones íntimas... en primer lugar, se trata de proyectar un modelo o ideal, un logro o un objetivo, después se diseña un plan de actuación en función de la finalidad, por último se trata de empujar lo que es hacia lo que debe ser.   ¿Hay alternativa? Jullien explora (y contrapone) la vía china del no-hacer: wu wei. No-hacer que no significa no hacer nada o dejar de hacer, sino hacer de otro modo. Evitando a la vez la impaciencia ansiosa y la inercia, el voluntarismo y la pasividad, la vía china del no-hacer no se guía por un fin proyectado de antemano que se trata de “aterrizar” en la realidad mediante la fuerza de voluntad, sino que pasa más por detectar los “factores facilitadores” o los “potenciales de situación” que ya existen y que nos pueden llevar.   Durante 4 sesiones, a partir del 15 de enero de 2018, un grupo entre las 10 y las 15 personas llevamos a cabo juntos una lectura atenta y detenida del libro de Jullien, relacionándola con los modos de hacer de cada cual en su ámbito respectivo (educativo, artístico, filosófico), imaginando modos de hacer-no-haciendo, más allá de la aplicación, el logro y el resultado. Y lo hicimos “no haciendo”, sin “objetivo” preestablecido, derivando, yendo y viniendo entre el texto y la vida, haciéndonos a cada sesión más capaces de escuchar, de engarzar nuestro pensamiento con el de los otros, de asumir los silencios, de bajar la guardia y habitar la lectura. Regalándonos así entre todos un tiempo de detención, concentración, atención y presencia.