TODOS SON MIS HIJOS

Despojada de su pañuelo, pero con el lienzo marcado en la piel Evel de Petrini cuenta cómo se convirtieron en las madres de todos. "Más allá de que militasen en dónde militasen el objetivo era el mismo ¿cómo vamos a reclamar solamente por un sector?, recuerda como si fuera ayer, "eso nos pareció muy egoísta, entonces decidimos ser madres de los 30 mil, a partir de ahí no hicimos nada individual, sacamos el nombre del pañuelo y reclamamos por todos, porque todos son nuestros hijos".

La película narra la resiliencia, de cómo el dolor tras la detención y desaparición de sus hijos se transformó en lucha con la llegada a Plaza de Mayo, y cómo la socialización de la maternidad se levantó en eterna resistencia.

"Che acá no se viene a llorar, se viene a luchar así que levantate y vamos", así revive Mercedes de Meroño una de sus primeras caminatas en Plaza de Mayo, cuando una madre desconocida para ella la levantó del banco para transformar su llanto en lucha.