LA ISLA SALVAJE / CARRETERA AUSTRAL

LA ISLA SALVAJE

Raja Ampat es un edén para los buceadores. Esta vez vamos a sumergirnos para vivir la magia de este lugar. Daniel buceará junto al tiburón wobbegong y las mantas oceánicas. Fuera del agua visitaremos las comunidades de los hombres y los bosques donde habita el mítico Ave del Paraíso.

A partir de aquí nos hemos propuesto adentrarnos en las selvas de Papúa para conocer a sus tribus. Tras dos días de canoa, llegamos a un poblado de los Asmat, una tribu que nos mostrará sus danzas y su forma de pintarse en las ceremonias. Más allá, a ocho horas de caminata, alcanzamos una de las tribus más primitivas del mundo: los korowai. Los hombres van desnudos y con ellos cazamos por la selva, probamos la rata asada o larvas de gusanos, antes de subir a una casa construida en un árbol, a 30 metros, donde el jefe de la tribu nos confiesa que nunca había visto a un hombre blanco.

Atravesamos a pie la frontera con Papúa Nueva Guinea, y cruzamos así a un nuevo continente: Oceanía. Nuestro primer objetivo es navegar las aguas del río Sepik. En sus orillas viven algunas de las comunidades más impactantes del país. Nos recibe la tribu de los Insectos. Algunos hombres tienen granjas de cocodrilos y con ellos salimos a cazar un ejemplar por la noche. Más tarde, llegamos a la aldea de los Iatmul, donde conocemos a los jóvenes que acaban de pasar el doloroso ritual de iniciación, donde les cortan la espalda para simular la piel de un cocodrilo.

Volamos a la región de Tufi, en el extremo oriental del país. Allí las tribus viven en fiordos tropicales. Las mujeres llevan tatuadas la cara y los hombres pescan langostas con arpones. Les acompañamos en su día a día, entre el mar, los palmerales y las cuevas sagradas. 

CARRETERA AUSTRAL

La ópera de Sídney brilla bajo el sol australiano. Recorremos una ciudad moderna, dando de comer a las cacatúas de los parques o visitando las playas con sus piscinas de agua salada.

Alquilamos una furgoneta para atravesar el país, en pleno verano austral, pero muy pronto Daniel tendrá que ser hospitalizado. Le diagnostican malaria. Sale del hospital una semana después dispuesto a disfrutar de las playas australianas en Airlie Beach. Ya recuperado, cruzamos el desierto para acercarnos al parque nacional de Kakadu, donde las rocas muestras el arte rupestre en la que es considerada la tradición viva más antigua del mundo, la de los aborígenes australianos.

Nos acercaremos a un río cuajado de cocodrilos de agua salada, de hasta seis metros y Daniel los animará a saltar con un cebo enorme. Nos alejamos de allí en un “tren de carretera”, los larguísimos camiones de hasta 50 metros. Un simpático conductor nos habla de Australia desde su camión.

Nos desviaremos mil kilómetros en busca de los aborígenes del desierto. Vamos a descubrir la situación dramática de un pueblo, sin futuro, asolado por un país que ignora sus tradiciones. Llegaremos a un lugar sagrado para los nativos australianos, el monte Uluru y lo veremos desde un punto de vista... diferente. Daniel saltará en paracaídas muy cerca del monolito.

Atravesamos una carretera llena canguros, de paisajes lunares, atardeceres rojos, salares infinitos... hasta Coober Pedy, un pueblo que vive para el ópalo. Visitamos las minas con uno de los lugareños.

Tras pasar por impresionante costa de los 12 Apóstoles, llegamos a Philippe Island. Allí cada tarde llegan cientos de pingüinos, pero tampoco queda ya ni rastro de los aborígenes.