CAL BLANCA, NEGRO CARBÓN

Un grupo de amigos de la Vall d'Albaida se confabula con los últimos caleros de Llutxent (el pueblo de los caleros) para preparar y hornear un horno de cal. El último se horneó en el año 1995. El grupo lo integran gente de diversas profesiones y uno de los siete caleros se trabajador del audiovisual. Los caleros rondan entre los 60 y 70 años.

La Asociación cultural "Cabezo Alto" se confabula con los carboneros de Formiche Alto (el pueblo de los carboneros, los llaman "los zahumaos") para preparar y cocer una carbonera. La última carbonera se coció en 1995. La asociación lo integran gente de diversas profesiones y el mismo trabajador del audiovisual, que vive en temporadas en el pueblo. Los carboneros también, rondan entre los 80 y 90 años.

Cogidos de la mano, los carboneros, los encaladores y la película, emprenden un viaje que, dada la edad de los protagonistas, probablemente sea irrepetible: Preparar y hornear un horno de cal y una carbonera. Un trabajo duro y sucio. El viaje es un homenaje a los últimos oficiantes de la mágica transformación de la piedra en cal y de la madera en carbón, dos materiales que han sido imprescindibles en la evolución de la sociedad. Pero es también una narración sobre la interrupción de unos oficios universales que se pasaban por herencia, ininterrumpidamente, desde el Neolítico. Una narración sobre la desaparición de una forma de vida, de la vida en la montaña, del trabajo en la naturaleza con los materiales que ella proporciona: Los bosques, los árboles, la tierra, la piedra, el fuego, el humo, el agua, el viento. Una narración sobre la pérdida de unos oficios rodeados de leyendas donde el fuego y su mitología son también grandes protagonistas.