Alfredo Rodríguez

CBR es un proyecto de escultura en el que partiendo de formas preestablecidas se propone una degradación de éstas y una hibridación. El resultado podría tomarse como la consecuencia de una interacción entre las formas de los carenados para motocicletas y las formas del cuerpo, ambas “esculpiéndose” las unas a las otras. Esas partes de la motocicleta tienen algo en común con el cuerpo humano de por si, son la capa que proporciona ergonomía, que capacita al objeto para recibir al cuerpo que usa el objeto.

Al final de todo el proceso, la Honda CBR 1000 RR, un modelo legendario, ya no existirá como tal, y podría pensarse como una ausencia por medio de lo que podríamos llamar una suerte de ingeniería inversa desafortunada, como una especie de malinterpretación de ciertas partes del todo que abraza a su vez la idea de resto arqueológico, ya que se trata de despojar al objeto-herramienta de su utilidad, de la razón de su existencia que se desvanece al separarse en sus partes y dejar de comportarse como un todo estético y mecánico. Igual sucede cuando el cuerpo del dinosaurio se descompone en el pantano que lo atrapó para mas tarde fosilizarse, pero contando con los avatares de las sucesivas Eras Geológicas que le caen encima a esos huesos: corrimientos de tierra, terremotos, filtraciones de agua, restos de otras criaturas, cambios de presión y temperatura, etc. En realidad nos encontramos ante un puzzle imposible de completar, semejante a una palabra de tres letras sin vocales.

Alfredo Rodríguez (Madrid, 1976) trabaja en torno a la imagen fotográfica sometiéndola a procesos experimentales de complejidad variable en su estudio y laboratorio. Su práctica casi siempre parte de imágenes que remiten al cuerpo y acaban transformándose en una presencia equívoca, alejándose de la singularidad de la fisonomía y acercándose a una idea de carne expandida. El tiempo de la química, los materiales fotosensibles, la luz, el cuerpo y la impronta del material del fotográfico pasan por todas las fases de su proceso, dando lugar a un deseo de borrar o a un desvanecimiento del tiempo de la imagen. De esta manera, su investigación persigue una conservación de lo efímero, mientras trata de dotar a todo el conjunto de sucesos y materiales de una permanencia estable, como si se tratara de una cristalización o encapsulado. Rodríguez está representado por Espacio Valverde en Madrid y recientemente ha expuesto en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M) en Madrid, Proyecto Montecristo Cerdeña, Matadero Madrid, Sala Arte Joven, e Istituto Europeo di Design, entre otros. Alfredo Rodríguez trabaja y vive en Madrid, España.