CENTRO DE CREACIÓN CONTEMPORÁNEA

Del 1 octubre al 30 diciembre 2021

Mónica Mays

Tallo que clavo. Un proyecto de formulación escultural en el que se reconsideran las ornamentaciones barrocas como agentes fuera de la periodización y del tiempo lineal

En su materialidad y cuerpo, el barroco se acerca a la proliferación, al exceso, a la difuminación de bordes y a la perspectiva deformada. Cruza signos y temporalidades, con una estética de lamentación, decadencia y melancolía, lujo y placer, convulsión erótica y patología alegórica, reapareciendo como testigo de la crisis o fin de la modernidad.

Mientras que como movimiento siempre se ha igualado a un estilo o periodo, Tallo que Clavo evade esta categorización, acercándose a una cualidad alucinatoria y simbiótica desde su etimología de perla irregular. La poeta Lisa Robertson comenta que cómo serán las nuevas ornamentaciones es una cuestión extremadamente política. Pensando en esta cuestión se toma como caso de estudio el Mantón de Manila, denominado así por el puerto de Manila en Filipinas, donde la colonia española desembarcaba los productos del continente Asiático tras tres expediciones españolas de los siglos XVIII y XIX: la Comisión de Juan de Cuéllar en Filipinas, la Expedición marítima alrededor del mundo de Alejandro Malaspina y la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

Estos bordados trajeron nuevas especies en forma de representación textil, además de haberse trasladado las propias especies: el árbol del pan, el canelo, la cúrcuma, la pimienta, entre muchas otras. Paulatinamente, las decoraciones de los mantones fueron sustituidas por motivos autóctonos Ibéricos; desaparecieron el bambú y las pagodas y aparecieron rosetones y claveles. Cada escala temporal y espacial que ha recorrido el este tejido ha ido dejando huellas en su configuración haciendo de él una amalgama cultural hasta el punto pasar a formar parte del acervo tradicional Ibérico.

Revisitar esta narrativa permite que emerjan ciertas implicaciones, donde las estéticas europeas, como comenta el poeta y filósofo martiniqueño Edouard Glissant, no erradican significados sino que los desplazan e incorporan en un complejo tándem de lenguajes transhistóricos. Durante la residencia en Matadero se trazarán estas circulaciones cosmológicas a través de una serie de esculturas con ornamentaciones botánicas anamórficas. 
 

Bio
Mónica Mays vive y trabaja entre Madrid y Amsterdam. Su práctica se desarrolla entre la escultura, la instalación y la performance. A través de estos medios traza las circulaciones, agencias y economías de diversos objetos, re-cordardandolos como procesos identitarios porosos y generativos. Sus trabajos más recientes se centran en canibalismos naturaleza-cultura, paisajes anamórficos, mitologías prepatrialcales y en el neobarroco. 

Estudió Antropología Cultural en la Universidad de Nueva Orleans, se graduó por la École Superieure des Arts Décoratifs de Estrasburgo en 2015, y recibió un MA del Sandberg Instituut de Amsterdam en 2017. Ha desarrollado proyectos en residencias artísticas como Rupert (LT), Fundación Bilbao Arte (ES) y Landescape (IT). Sus trabajos han sido expuestos en espacios como Frascatti Theater (NL), Centro Centro (ES), Open Tuinen Dag (NL), Industra Gallery (CZ) y Atelier Chiffonier (FR). En 2021 ha sido otorgada el premio 3PD de Amsterdam Foonds voor de Kunst y Generación 2022 de la Fundación Montemadrid. 

Residencia
Mónica Mays llevará a cabo una residencia en el Centro de residencias artísticas, durante 3 meses. En un plazo que inicia el 1 de octubre y finaliza el 30 de diciembre de 2021. Ha sido seleccionada a través de convocatoria pública.